POLIVALVE. Directo al corazón

Sentir el pulso del corazón es la prueba más fiable para saber si se está vivo o muerto. El corazón late una media de 36 millones de veces al año y, a día de hoy, ninguna máquina puede funcionar con tanta eficacia ni con tanta precisión durante tanto tiempo, por ello, los latidos del corazón son el ritmo que nos marca el camino hacia la vida.

Allá por 1927 escribió Cernuda en su primer poemario Perfil del aire: “El amor mueve al mundo, que descansa perdido a la mirada...”. Y es que siempre se han relacionado los sentimientos, el amor y el alma con el órgano vital que reina sobre los demás, el corazón.

Para los cerca de 1,5 millones de personas en el mundo que sufrenCorazón problemas de corazón debido a un defecto en la válvula aórtica, hay una solución y es de plástico. Con objeto de proteger el corazón, es necesario realizar una intervención quirúrgica y reemplazar la válvula dañada. Actualmente, los pacientes tienen dos opciones: pueden sustituir la válvula afectada por una válvula biológica, habitualmente hecha de tejido de cerdo, o bien por una válvula metálica artificial. Ninguna de estas soluciones es completamente satisfactoria, puesto que las válvulas de tejido porcino (o bovino) son biocompatibles, pero tienen una vida útil limitada de entre 10 y 15 años, mientras que las válvulas de metal duran más tiempo, pero requieren que el paciente tome anticoagulantes a diario, durante toda la vida.

La nueva solución, denominada PoliValve, está hecha completamente de copolímeros de bloques estirénicos, y reúne todas las características de una válvula cardíaca natural, es decir, es flexible, duradera y biocompatible. Además, su proceso de fabricación, basado en el moldeo por inyección de los copolímeros, reduciría los costes de fabricación, producción y control de calidad poniendo este tratamiento al alcance de millones de personas.

Después de tres años dedicados al desarrollo y la realización de ensayos, este copolímero coronario, creado por el Profesor Geoff Moggridge, Jefe del Grupo de Materiales Estructurados del Departamento de Ingeniería Química y Biotecnología de Cambridge, y el Profesor Raimondo Ascione, especialista en cirugía cardíaca del adulto en el NHS (el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido) y Director del Centro de Investigación Biomédica Traslacional (TBRC) de la Universidad de Bristol, combina las ventajas de las soluciones existentes sin ninguno de sus inconvenientes: puede funcionar durante 25 años sin que los pacientes tengan que tomar anticoagulantes de por vida.

Las pruebas in vitro realizadas hasta el momento han superado con creces los requisitos de las normas ISO para el ensayo en seres humanos, a saber: resistir un mínimo de 200 millones de repeticiones de apertura y cierre durante una prueba en el laboratorio. También han demostrado un rendimiento funcional in vitro comparable al de la mejor válvula biológica disponible actualmente en el mercado.

Aunque para ello todavía deberemos esperar a que se completen los estudios en pacientes durante los próximos cinco años, sigamos creando sentimientos y dando vida a nuestro corazón.